“No es suficiente dar lo mejor de ti. Debes saber qué hacer, entonces haz lo mejor que puedas”.

-         W. Edward Deming

La agilidad empresarial o del negocio es un término al que se le da muchos significados. Su verdadera definición es la capacidad de responder rápida y fácilmente a los cambios, siendo también flexibles para adaptarnos a las continuamente cambiantes necesidades, desafíos y requisitos de los clientes. Su enfoque principal debe ser maximizar la entrega de valor a los clientes en entornos de negocio cada vez más turbulentos. Se trata de adaptarse, mejorar e innovar lo suficientemente rápido como para mantenerse a la vanguardia de una curva en constante cambio. Es una capacidad singular que separa cada vez más a las organizaciones más exitosas del planeta del resto del mundo. Cuando las organizaciones realizan muy bien esta capacidad, parece fácil. La rápida evolución, la interrupción y la reinvención continua tienen lugar con la gracia y facilidad que un leopardo se mueve, corre y gira en las llanuras de África.

Para tener éxito, muchas organizaciones piensan en lograr la agilidad empresarial replicando lo que otros están haciendo en términos de herramientas, procesos y marcos de trabajo. Pero solo unos pocos entienden que simplemente adoptar estas formas de trabajar es como instalar una aplicación diseñada para Android en un iPhone con iOS. Va más allá, y el corazón del éxito reside en la cultura de la empresa, que permitirá la creación del sistema operativo subyacente para la agilidad empresarial. En resumen, se trata de crear el entorno adecuado para que las herramientas y técnicas ágiles tengan la oportunidad de funcionar de manera efectiva y, al hacerlo, construir organizaciones diseñadas para prosperar en un mundo incierto.

Cuando se habla de agilidad empresarial u organizacional, hay un par de ideas para tener en cuenta:

1. El mundo actualmente es más complejo, más interconectado, más turbulento y, por lo tanto, menos predecible que en cualquier otro momento de nuestra historia. Para sobrevivir y prosperar en un entorno de este tipo, la capacidad de una organización para adaptarse de forma rápida, sencilla y costo-efectivamente se convierte en su ventaja competitiva. La mayoría lucha por saber por dónde empezar en este frente.
2. Cuando se trata de trabajo, un gran número de personas se sienten desautorizadas, frustradas y aburridas. Son incapaces de aprovechar al máximo su potencial porque cuando se trata de aportar ideas, aprovechar su creatividad y revelar realmente su pasión por lo que hacen, se ahogan o no son apreciadas. Ayudar a dar forma a entornos en los que las personas no solo trabajan de manera más eficaz, sino que también disfrutan de lo que hacen es increíblemente satisfactorio.

Una organización ágil no se trata de usar Agile o Scrum en la gestión de proyectos, los días en que la agilidad se limitaba a TI quedaron atrás. Hoy en día, se trata de crear una organización que deleite a los clientes y proporcione valor a los clientes con excelentes productos y servicios, organizaciones verdaderamente centradas en la gente en las que a las personas les encante hacer lo que hacen, en las que puedan aportar todas sus capacidades y en las que puedan realizar su potencial todos los días.

Necesitamos reinventar las organizaciones para que puedan ser eficaces en un entorno empresarial muy diferente.

No hay un libro. Con tal diversidad de objetivos de negocio, culturas, capacidades y estrategias, no puede haber una receta que sea universalmente aplicable. Aquellos que afirman tener esa receta claramente malinterpretan la naturaleza compleja y contextual del cambio organizacional.

Cada organización es diferente y cada una tendrá su propio camino hacia la agilidad y el alto rendimiento. Lo importante es que abordemos todas las áreas que son cruciales para crear un entorno en el que cualquier enfoque elegido pueda funcionar.

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